Haga memoria y dígame si no recuerda "Cocinemos con Rosita" por Canal 2 o el show de "Bertha de Peláez" por RPC Televisión.
Ellas eran, en sus tiempos, nuestras máximas chef, nuestras cocineras más famosas. Las estrellas de la cocina panameña. Las señoras que compartían sus conocimientos culinarios y entraban a nuestras casas por medio de sus sets de cocinas caseras de una forma cálida. Cuantos de los que las sintonizaban no "trataban" de replicar en sus casas sus platillo y cuantos no aprendimos viéndolas.
En esa televisión, muy diferente a la de ahora, los que programaban sabían la importancia de los formatos de cocina que por cierto están de regreso- y, cómo por medio de ellos, se podía obtener ingresos en publicidad. Años más tarde desaparecieron y con la "evolución" de la televisión una nueva generación de "chef" o "cocineros" ocuparon estos espacios, pero en segmentos de cocina dentro de programas de entretenimiento.
Les pongo en contexto porque no es un secreto que soy fanático de los programas de contenido culinario por eso estoy feliz con la llegada a la televisión local del show de aficionados a la cocina más importante de los últimos tiempos, Master Chef.
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Estoy feliz porque con todo lo que podamos criticarle a la televisión local, tener shows como Master Chef Telemetro, Top Chef Telemetro o Tu Cara Me Suena TVN nos dice que estamos en producción haciendo los mismos formatos que otros países del mundo, aunque sea con menos recursos, pero con mucha dignidad profesional. Sí, porque aunque usted y yo en algunas ocasiones acabemos a la televisión, Panamá es uno de los pocos por no decir el único- de la región centroamericana que está produciendo franquicias mundiales y eso tiene mucho mérito.
Y es que si usted no lo sabe, la semana pasada tanto por Mall TV de Cable Onda como por RPC Televisión el domingo, se estrenó la primera temporada de Master Chef Panamá y el resultado en cuanto a producción es fantástico.
Su primer show fue bueno porque nos presentó tanto a los participantes como a los expertos que harán el trabajo de jurados en su parte humana, más allá de la cocina y su expertise. Vimos un programa muy humano, pero exigente. Un show cálido, pero retador.
Partamos de algo muy simple que ya se los he escrito anteriormente. La cocina une familias, une generaciones. Es un punto de encuentro de amor. Hay recetas que van de generación en generación porque son recetas de amor, recetas de hogar y eso es parte de la esencia de Master Chef. Gente que como usted o yo tenemos esa receta que nos recuerda a alguien querido o momentos especiales.
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En producción Master Chef estuvo muy bien. Con unas tomas aéreas impresionantes, con unas transiciones con diferentes imágenes de Panamá, de nuestra cultura y gastronomía impecables. Con una secuencia fílmica y de producción muy lógica y bien pensada para aterrizarnos después en tomas cerradas, con planos coherentes que le dieron ritmo al show y conexión con audiencias. Se notó -y espero no equivocarme- la mano del productor y director Christian Escobar que cuida detalles en sus productos. En todo el programa solo vi un error en la edición cuando estaban en la recta final de los últimos seleccionados a recibir delantal blanco- donde repitieron una imagen "aérea" de un plato con una diferencia de menos de un minuto entre una y otra. Otra punto que cuidó la producción fue no parecerse a Top Chef, aunque usaran el mismo espacio adaptado a este formato.
Su presentadora, María Isabel Pérez lo hizo muy bien, aunque por momentos sonaba gritado sus apariciones. Los chef, en esta primer show hicieron muy buen trabajo de empatía con los participantes. Verlos salirse de su zona de confort fue muy bueno porque los humanizó como cuando la Chef Cuquita abraza a una de las eliminadas y la invita a no claudicar en su sueños o las intervenciones tan "de pueblo" del Chef Milanés que sin alarde de su experiencia les habló a los participantes como el habla de siempre usando su "qué é lo que e" o los momentos donde el Chef Mignoli abrazaba a sus seleccionados y no podía él disimular el ser contagiado por la emoción de los participantes.
Master Chef Panamá demuestra que se puede hacer televisión competitiva y de calidad, además, es una gran oportunidad para reforzar a RPC tan abandonado en producción nacional por la propia corporación. Felicidades a los involucrados. ¡Qué buen show!
La cocina une familias, une generaciones. Es un punto de encuentro de amor. Hay recetas que van de generación en generación porque son recetas de amor...